viernes, 16 de noviembre de 2007

Amado Malváez

Se ha descompuesto el aire



Un ramillete de ángeles negros giran encima de mi cabeza,
uno a uno caen del cielo,
han escuchado el perfume de la muerte.

Bajan sonrientes aleteando su hambre,
escarban, se hunden en las entrañas de la bestia descompuesta.
Jalan, desgarran la cáscara que albergó vida,
adornan su plumaje en sangre,
celebrando la victoria del desierto.

Limpian la tierra de los vivos,
vacían el cofre de Dios.

¡Aristófanes, ven a ver esto, tus criaturas han vuelto!

La fiesta ha terminado,
los buitres vuelven a sus nidos,
cansados, malolientes, satisfechos.

El ciclo se cumple,
las cadenas se alargan.

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