martes, 30 de octubre de 2007

BRYAN KLETT GARCÍA

LA UNIDAD EN LA MULTIPLICIDAD

A media luz, una mano encuentra la otra, el miedo y el pudor se escurren entre los dedos, lazos de temerosa confianza. Una mirada desvía su atención de un beso invasivo, mientras que la otra contempla cómo los últimos resquicios de la inocencia se esfuman de su interior; exudándolos como la mala toxina que hizo hervir la sangre hace media hora ya.El orgasmo ha quedado atrás como un fruto seco, dañado pero intacto, y los desvelos de conciencia retoman su lugar frente a la inmensa oscuridad de angustias. La fría ignorancia ha cesado como un efecto secundario y la chispa de la madurez se ha disparado contra todos los poros de estos dos seres que, ante la enorme plenitud de un cariño perpetuo, ahora ruedan colina abajo en un vaivén de nuevos amores, interesantes calores, y estruendosos sabores.Y espero que, con la prudencia corrompida, la quietud excitada y la sutileza olvidada; sea merced de estos dos que en su memoria quede la fuerza y la ancha hondura del compromiso que los empujó a este choque de sueños. Matiz de cuerpos.

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