sábado, 20 de octubre de 2007

Juan Pablo Rochín

EL CUBO ADVERSO


“Vamos al cubo de la casa”, dijo a su enamorada. Ella asintió. Un viento siniestro les cerró la puerta dejando a cada uno por un lado del cubo. “No te hagas, amor. Sácame de este cubo sin paredes ni perilla en la puerta antes de que mamá note mi ausencia”, y la respuesta fue: “No; ábreme tú, no te hagas, amor. Sácame de este cubo sin paredes ni perilla en la puerta antes de que mamá note mi ausencia”, y la respuesta fue:

MEDIEVAL
Aquella vieja que arde en la hoguera un día le gritó “Salta, rana”, al muchacho que la insultaba todos los días en la plaza donde pedía limosna, y el joven se descompuso en una masa gelatinosa de músculos que los otros niños torturarían luego al hacerlo saltar.

MI PIEL
Dije que sí, que te amo con todo mi corazón. Que si no tienes inconveniente puedes pasar a mi casa y pedirle permiso a mis padres formalmente para salir contigo, porque sé que te quiero y te deseo más que como amigo, sino como compañero de vida. No me subas los vidrios, mira, me excitas, lo sabes, me arde más que el deseo tu mano bajo la pantaleta. Se eriza mi piel, se me cubre de manchitas rosadas el busto, puedes notar eso, que se me carboniza el alma bajo el cuero, que el calor dentro de mí se extiende hasta el asiento trasero, hasta la cajuela, el motor y las llantas. No me dijiste eso, sobre darte la prueba, pero si la quieres aquí la tienes: mi cuerpo ardiendo con gasolina en el fondo del barranco.

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